lunes, 20 de junio de 2011

Análisis/Critica de El libro de Esther

-“Confieso que toda la energía de mi existencia reposa en ese pasado: Esther, el liceo, los libros que compartimos, esas tardes…”
Esa es una de las frases de “El libro de Esther” que por sí solas pueden crear cierta noción de “por donde va el cuento”. Esta historia de amor, soledad, incertidumbres y desesperaciones que está envuelta en el viaje, en sentido figurativo a los recuerdos del pasado y en sentido literal a las islas Canarias, de un periodista llamado Eleazar que sufre una crisis existencial (¿se podría hablar de una crisis de los 40 a los 30 años?) por la desestabilización de su vida causada, o mejor dicho, que causa el divorcio de su esposa Marilyn.
Creo que la crisis de mediana edad y la adolescencia tienen algo en común: las personas se cansan de las convenciones de la sociedad y deciden rebelarse, actuar como si nada les importase. En muchos casos intentan dar un cambio de aires a su vida: tomar riesgos, lanzarse al vacío para sentirse vivos de nuevo. Este es el caso de Eleazar, que decide embarcarse en una aventura sin planes a buscar sin pistas a su amor platónico de la adolescencia: Esther. Una joven de piernas esbeltas y con hambre de lectura que domino sus sueños tanto despierto como dormido en su adolescencia. Por eso decide, trece años después, eliminar de su cabeza la realidad de que el tiempo y el momento pasaron para establecer una “búsqueda implacable” para rescatar una de las pocas cosas que le quedan en la vida, ya que hasta su inspiración para trabajar se esfumó.
Ya que hablamos de rebeldía en el párrafo anterior, voy a tomar esa postura porque… encajo el perfil: tengo 17 años, el apogeo por excelencia de la adolescencia en cuanto a salir con “patadas” sin razón a las otras personas, cuando los cambios emocionales se turnan como el sol y la luna (en un sistema solar con planetas de tamaño de un mapamundi, ya que son bastante repentinos los cambios de humor). Pensándolo bien, si estoy en un “momento rebelde” no debo dar explicaciones de por qué hago un paréntesis que, muy probablemente no encaje en hilo del texto. Admito que a veces actuó como si nada me importase y aplasto a los demás (luego lo pienso y me arrepiento), y me tome lo de saltar al vacío demasiado en serio, llevando el sentido de la palabra a lo literal (salte de un avión con un paracaídas). Como diría el protagonista de la novela en discusión, seguí mi corazón.
Eso es lo que él hizo al inexplicablemente dar una serie de cambios radicales en su vida, capaz para bien o para mal. Opino que para bien aunque en el fondo haya quedado en el limbo, ya que escucho a su corazón y se empezó a sentir vivo de nuevo. Empezó a sentir ese fuego por dentro que genera la sensación de que comienza una efímera muerte que se apodera de ti, por lo que decides tomar acción y vivir como si cada bocanada de aire fuese la última. Divorciarse, renunciar a su trabajo (de manera elegante al publicar rumores de secuestro de Vargas Llosa, firmándolos con el nombre de su desagradable jefe), y huír con un ticket sólo de ida a Tenerife a buscar a la mujer que nunca tuvo. Por culpa de una Pepsi Cola  que cambió su destino al derramarse en el vestido de Marylin cuando estaba por primera vez determinado a declararle su eufórico amor a Esther en la fiesta de graduación de bachillerato. Trece años bastaron para darse cuenta de que su vida no iba en el camino apropiado.
Capaz fue motivado por el maestro de la música Sabina con su frase “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió" (o una frase similar, ya que esta jamas es mencionada en el trabajo literario). Por supuesto no consultó con su mejor amigo, Enrique, que antes de esa acción espontanea ejercía el roll de consciencia y cofre de secretos. En más de una ocasión lo detuvo de ir a intentar “recuperar” (aunque nunca fue suya en la adolescencia, ya que ella moría por la compañía del robusto Robayna) a Esther de los brazos de su saludable esposo levantador de pesas/corredor de 10km Carlos Jesús, quien fue su compañero de liceo. Pero al envidiado esposo no le duró mucho la suerte al morir de un infarto (que Elías atribuye su causa a falta de cigarrillos y alcohol y sobredosis de jugos de naranja y vitaminas). Esta fue una de las razones que inspiro a la morena de ascendencia española a mudarse a la tierra de sus padres para alejarse de los problemas.
La historia está conformada por tres relatos desarrollados paralelamente en Caracas, la ciudad natal de los personajes principales y el paradisiaco archipiélago de las Canarias. Recuerdos de la adolescencia, la vida con Marylin y el aventurero viaje van poco a poco entrelazándose hasta encontrarse y resolverse en el final.
La considero una novela intermitente: por momentos te engancha como un anzuelo de pesca mortal del mar del norte, mientras que en otros te libera y hasta te ahuyenta como un lobo furioso evitando que te acerques a sus páginas. No me gustó mucho el final, creo que el autor (que por mi presunta “rebeldía” nunca mencioné su nombre: Juan Carlos Méndez Guédez”. Pienso que el autor fue diagnosticado con una única hora restante de vida al momento de escribir el final, ya que su apuro por cerrar la novela me hace sospechar que era perseguido por la muerte y  no quería dejar un trabajo sin terminar para poder publicarlo.
A pesar de la ruda critica  del párrafo anterior, la novela sí me agrado. Capaz en unos años no recuerde su argumento ni lo que el autor quiso transmitir, pero jamás olvidare que la bebida preferida de Esther es la Pepsi Cola, y que Eleazar hace una “prueba de los siete segundos” con cada bebida alcohólica que ingiere para evaluar cuán “letal” y dañina es.

domingo, 12 de junio de 2011

Tengo miedo a…

La primera vez que me preguntaron sobre cuáles son miedos, divagué durante algunos segundos buscando en mi cabeza un respuesta rápida. Puedo decir que  no fue tan fácil… No es un asunto de egocentrismo machista de la vieja escuela. Se creía que los hombres eran fuertes al carecer de miedo. Idea totalmente equivocada ya que es como intentar interrumpir el girar de la tierra, es simplemente imposible. Los sentimientos y los miedos están siempre presentes, se trata de aprender a comprenderlos, aceptarlos y manejarlos.
Sin sentimientos no hay pasión. Sin pasión es imposible encontrarle sentido a la vida (¿lo tiene?), ergo hay que entregarse a nuestros sentimientos. Escuchar nuestro corazón capaz no nos hace tomar las decisiones más inteligentes, pero sí  las que nos hacen más felices. Lo racional no siempre nos satisface, eso nos diferencia a los humanos del resto de la naturaleza: vamos más allá. Y sí, me considero irracionalista. Como dijo el gran Einstein, “No todo lo que puede ser contado cuenta, y todo lo que cuenta no puede ser contado”.
Volviendo al tema del miedo, tampoco es que soy un psicópata incapaz de sentir miedo. Definitivamente ese no es el caso. Mis miedos no son banalidades como temerles a los perros. Van más allá. Creo que se resumen en que ya de viejo me pregunte ¿Qué hice en mi vida? ¿Realmente cumplí mis sueños? ¿Dejé una huella positiva en alguien? ¿Cómo me recuerdan? ¿Aproveché la vida? ¿Fui verdaderamente feliz? El no tener respuesta o no tener las respuestas que espero tener me asusta.
Dedicar mi vida a algo que realmente no me gusta, que no me llena, que no me inspira no es atractivo en lo absoluto. Como dice el grupo caraqueño Telegrama, “Puede que no sepa lo que quiero, pero sé lo que no quiero ser”.  En esa canción ellos hacen referencia a un término que me llama bastante la atención en cómo lo definen. Definen como “Prisionero” a la persona que vive trabajando en lo que no le satisface, arriesgando su felicidad por el beneficio económico que dicho trabajo le traiga.
Me preocupa realmente no ser capaz de cumplir mis metas, mis sueños y expectativas. No ser capaz de alcanzar el éxito. No me refiero al éxito como la prosperidad económica, sino a  que cada día te levantes y estés satisfecho con lo que haces, que es una reflexión de lo que eres, ¿o viceversa? Defino éxito como ser feliz con las elecciones que tomaste, que te llevaron a donde estás.  Es alcanzar la satisfacción personal, que es algo que tampoco es completamente alcanzable. Nunca existe un “tope” máximo que se puede alcanzar en ese aspecto, es algo muy subjetivo. Consiste en un trabajo constante y que nunca acaba por la búsqueda de la felicidad, que consiste en la satisfacción personal (que a su vez, engloba al éxito).
Hay que tener en cuenta que la realidad de nuestro país es cada vez más complicada, lo que dificulta la realización de nuestros sueños, pero no los imposibilita. Las puertas se van cerrando día a día, pero debemos luchar por nuestro país, nadie no los debe arrebatar. Y si, hago énfasis en la palabra nuestro, porque así lo es.
Personalmente quiero realizar mis objetivos, mis sueños, mi vida en mi país. Si no tienes con quién compartir un logro, es la mitad de satisfactorio conseguirlo. Y yo quiero compartir los logros que están por venir con mi gente. Mi gente significa todos y cada uno de los 28 millones de habitantes que tiene Venezuela. No es que no estoy abierto a la posibilidad de otros países y culturas diferentes, si no que este es mi escenario, por lo tanto aquí quiero actuar.
Es muy triste que un sentimiento en común entre gran parte de los venezolanos es la incertidumbre de desconocer qué pasará. Obviamente es imposible predecir el futuro, estés donde estés. A lo que me refiero es que en países del primer mundo planifican y pronostican lo que pasará en los próximos cinco años. Definitivamente, ese no es el caso con el que nosotros tratamos, o los pronósticos no son nada positivos. Tenemos dos opciones: quedarnos estáticos como si fuésemos a ver una película en el cine, o ser los actores de dicha película, intentando cambiar las cosas para mejor. Eso se ve reflejado en el dicho “Si la vida te da limones, aprende a hacer limonada”, pero recuerda, al menos de que no tengas hielo y azúcar, tu limonada va a apestar. Si eres más creativo puedes agregar cachaca  a la mezcla y obtienes caipirinha, opción un poco más tentadora para ciertos paladares.
Dejando un poco el tema del país y volviendo a los miedos, hay que recordar que mientras reflexionas sobre la vida, ésta pasa frente a tus ojos sin que te des cuenta. Como dice el líder de los Beatles “La vida es lo que pasa mientras estamos ocupados haciendo otros planes”. Otra frase relacionada a la felicidad, del maestro del cine Woody Allen es “La única manera de ser feliz es obviar todo lo malo”. No comparto en un 100% su punto de vista, debido a que dicho personaje se considera a sí mismo como un pesimista, pero en parte tiene razón. Mientras tu capacidad de comprensión y reflexión de lo que está pasando sea mayor, es más probable que te des cuenta de todo el mal que existe, hecho que obstaculiza tu camino en la búsqueda de la felicidad.
Uno debe preocuparse por vivir, experimentar cada momento, intentar hacer cada momento mágico. Como dijo Horacio hace un largo tiempo, Carpe Diem: Aprovecha el día, no dejes que pase sin que hayas experimentado o aprendido algo nuevo. Opino que hay que vivir cada día como si fuese el último. Esto no significa entregarse por completo a las tentaciones, autodestruyéndote, olvidando el futuro. Pero hay que recordar que lo único que realmente tenemos en la vida es el presente.
Volviendo al tema del miedo, es imposible no sentir miedo. Valiente no es aquel que carece de miedo, sino aquel que actúa a pesar de él. Valiente no es aquel que no siente, si no aquel que llora con la cara descubierta.

miércoles, 1 de junio de 2011

El rompecabezas de Juul

Juul es un cuento basado en una historia real ocurrida hace unos años en Alemania. Trata de un niño pelirrojo llamado Juul. Por tener los cabellos de dicho color, los niños se burlaban, por lo que decidió raparse la cabeza. Luego, reían por la forma de su cabeza sin un pelo, entonces se puso una gorra. Al utilizar gorra, sus orejas resaltaban. Su solución fue mutilarse las orejas. Como es de esperar, eso no detuvo a sus compañeros a la hora de mofarle. Por lo que decidió desencadenar una serie de mutilaciones a su cuerpo (ojos, lengua y piernas) que actuaban como una bola de nieve en su autodestrucción. Al final, la cabeza de Juul ni si quiera servía para jugar fútbol, ya que no rebotaba lo suficiente.
                
 Obviamente en la realidad la cabeza de niño no fue utilizada en un recreo como pelota, pero el niño si llevo a cabo ciertas mutilaciones auto infligidas debido  a la presión grupal ejercida por sus compañeros. Esta historia es un retrato sobre cómo pueden influir en ti las personas y las repercusiones del bulling. Este es un grave problema que está dando sus frutos en la última década. Asesinatos múltiples como la masacre del Virginia Tech hace un par de años, es lo único que se puede obtener del bulling. Pero no yendo al extremo, este fenómeno genera miedos en niños e inseguridades que luego se manifiestan en el resto de la vida de la persona, quedando marcada permanentemente. En algunos casos, hay niños que al ser abusados por otros, toman este patrón de conducta abusiva, generando un ciclo que no tiene fin.
                
 El bulling no se reduce sólo a lo físico, también al maltrato verbal. Es fenómeno grave que hay que atacar. Afortunadamente, ya hay múltiples colegios a nivel mundial que han internalizado que es un problema igual o más grave que las malas calificaciones, tomando medidas serias en el asunto. No te quedes sentado viendo como niños, adolescentes y adultos de todas partes del mundo son abusados verbal o físicamente todos los días. ¡Esto debe detenerse!

jueves, 26 de mayo de 2011

Análisis de la novela “Piedra de Mar”

-¿Quisieras ser un pez?
Al no obtener respuesta, y un poco desesperado dije:
-¿Te gusta el mar?
La novela juvenil “Piedra de Mar”  fue escrita por el venezolano Francisco Massiani en 1968. Siendo esta su primera experiencia como escritor (tan solo 24 años), se convirtió en referencia de literatura juvenil no sólo en Venezuela, sino también en Latinoamérica.
La novela, llena de descripciones está ambientada en la ciudad capitalina venezolana aproximadamente a finales de la década de los 60’s. Gira en torno a la vida de un joven de veinte años al cual sus amigos llaman Corcho, mientras que el resto no opta por el “diminutivo”, llamándolo Cara e’ Corcho. En ocasiones el narrador otorga descripciones completas del paisaje, y puedo decir que en muchos casos son correctas, debido a que también soy ciudadano de dicha ciudad. A pesar de que han pasado más de cuatro décadas, algunos sitios descritos siguen  guardando cierto parecido a la realidad. Los personajes tienden a rondar por las zonas de Sabana Grande, Altamira, El Ávila, y al igual que la mayoría de los caraqueños su destino playero es la Guaira.
La obra de Massiani trata de la vida vista desde el punto de un joven. El tema en general son los sueños, aspiraciones, miedos y dudas de “Corcho”. En general todo lo que la adolescencia engloba.
Se resalta su lío amoroso con Carolina, una preciosa e inteligente joven a la que tiene montañas de dificultad para acercársele y transmitir sus sentimientos. Cree fielmente que es el amor de su vida, haciendo todo lo posible para conseguirla. Al decir “todo lo posible”, es en el sentido literal: incluso deja sus estudios universitarios para tratar de conquistarla cuando esta se muda a España.
El protagonista es un inseguro joven, que su sobrenombre rinde tributo a sus notables marcas dejadas por la adolescencia en su cara. Es de estatura media y de contextura delgada. Tiene el sueño de algún día publicar la novela que tanto le ha costado comenzar. Su mayor anhelo son los besos de su inalcanzable amor Carolina. Por supuesto, este amor no es correspondido. Éste en parte atribuye que no lo amen a su “ex-amigo” Marcos, a quien simplemente se refiere como “el enano” o “el imbécil ese”.
Al igual que todo adolescente, Corcho busca el reconocimiento de los demás, ser valorado por lo que es. Tiene destellos de rebeldía al fumar y embriagarse por el simple hecho de que puede hacerlo y nadie se lo puede impedir. Una de sus mayores preocupaciones es volver a la universidad. En ocasiones pasa por baches depresivos, en los que a veces tiene pensamientos suicidas, jamás teniendo el coraje ni la determinación para llevarlos a cabo.
Él es el narrador de dicha historia, pero a la vez es el personaje principal. Generalmente narra en primera persona, aunque en casos divaga por la segunda persona, tercera persona y hasta como narrador omnisciente.
Otro de los personajes más relevantes de la historia es José. Es otro joven aproximadamente de la misma edad, un poco más seguro de sí mismo. Cara e’ Corcho lo considera su mejor amigo y confidente. Es su compañero de vivienda. Posees sus propios problemas, que en muchos casos comparte con el protagonista, que en la mayoría de los casos trata de utilizar como material para su futura novela. Uno de estos problemas es la relación de altibajos con su novia Julia.
Carolina aunque no tiene gran presencia efectiva en los diálogos, se puede considerar como personaje principal. Es bella, inteligente y estudiosa, a los ojos de Corcho: perfecta. Esta no tiene interés amoroso alguno en él. Probablemente estos estén dirigidos a Marcos, “archienemigo secreto” del narrador.
Paulatinamente, en el corazón del estudiante retirado van disminuyendo los sentimientos amorosos hacia la mujer de sus sueños, siendo sustituida por una alcanzable: Kika. Una bonita y amable caraqueña que sí se veía atraída por este, pero le cuesta lidiar con la idea de que parte del corazón de Corcho sigue perteneciendo a Carolina. Al final de la novela consiguen comenzar su amorío.
El autor utilizó un lenguaje altamente coloquial. Está escrito básicamente en el “código” utilizado por los adolescentes caraqueños de finales de los 60’s. Creo que esto le da un toque de mayor credibilidad a la novela. Algunos comentan que esto dificulta un poco su lectura, sobre todo si no eres venezolano se dificulta comprender ciertas jergas. En lo personal el uso de lenguaje me llamó la atención, ya que no es lo común.
“Piedra de Mar” tiene un ritmo a veces un poco lento, y a veces demasiado rápido. No lo considero constante en ese aspecto, que no quiere decir que sea algo positivo o negativo, simplemente es un estilo. Según mi punto de vista está estructurada es 3 partes. La novela comienza In Media Res, introduciendo poco a poco a los personajes. La segunda parte es el desarrollo, donde profundiza todas sus inquietudes. Defino la última parte como cuando el personaje empieza a actuar en reacción a sus inquietudes, en ocasiones por mero impulso sin obtener los mejores resultados.
Mediante la obra en discusión intenta hacer un retrato de la adolescencia, con todos lo que esta implica: preocupaciones, miedos, sueños y rebeldía. Creo que logra su objetivo, al ilustrar que a pesar de todos los problemas de Corcho, logra conseguir lo que quería: el amor de una mujer. No lo consigue ni cómo ni con quien lo tenía planeado, pero si consigue lo que estaba buscando: la felicidad que le devuelve el sentido a su vida. Creo que esto se ve reflejado tanto en el comienzo como final de la obra mediante una imagen: una piedra de mar. Ésta simboliza el amor y la felicidad que está dispuesto a dar y espera recibir. En un principio la busca pensando en Carolina, pero al final quien se lleva la preciada y representativa roca es Kika. Se podría decir que el clímax tiene un “comienzo” y un “fin”. Siendo la primera todo el asunto de la noche loca de la boda e irrupción en la casa de Carolina. La segunda, es decir, la última parte del clímax es cuando declara su amor a Kika (final de la novela).
Desde mi punto de vista es una buena novela, no solo dirigida al público juvenil. El autor logró su objetivo: dar una imagen general de lo que implica la adolescencia. Me llamó la atención el uso del lenguaje sumamente coloquial. Me parece que en partes la novela tiende a ser un poco confusa, ya que no se sabe a quién se está dirigiendo el narrador, o si el que tomó la palabra es o no Corcho. A pesar de este detalle, es una novela simple, de fácil lectura e igual comprender. Son bien ilustradas las preocupaciones del adolescente, el mundo en general de este. Definitivamente recomendaría el primer trabajo de Massiani a un público similar a mi persona, es decir, juvenil.

miércoles, 18 de mayo de 2011

¡Me permitieron más de 500 palabras!


Guata Foc Dud es un ambicioso y revolucionario proyecto de movilización de las masas estudiantiles por la causa. ¡Por un futuro próspero! Ese...es un comienzo inspirador, pero definitivamente no es verídico. 

El objetivo de este blog es la publicación de diversos textos de mi creación. Es una recopilación de experiencias vividas y puntos de vista publicados en un escenario de bigotes creativos, que generan un ambiente “amigable” para el lector. Menciono La palabra “amigable” porque la risa se encuentra en lo inesperado; y  nadie se espera ni comprende un blog de literatura ahogado en fotos de bigotes creativos  (ni yo lo comprendo). Dichas imágenes son los superhéroes que protegen la frágil literatura de un novato.  De esta manera, si no te agradan mis publicaciones podrás decir “No es tan malo, por lo menos tuvo una idea diferente (Por diferente capaz pensaron en cómico/incoherente/ridículo).

Publicaré sobre distintos temas, a veces relacionados entre sí, a veces no. Sí, se puede decir que depende de mi estado emocional lo que publicaré. Aunque no soy un escritor, estoy tratando de seguir aquel estilo de vida artístico del que tanto se habla, escribiré sin un plan ni tema definido, si no como vayan fluyendo las ideas. Que ellas encuentren su propio camino hacia la inmortalización a través de la escritura. (Eso sonó demasiado poético, como si las publicaciones en mi blog con 26 forzadas visitas, marcarán la historia). 

Pero… ahora que lo pienso sí tengo un pequeño proyecto en mente. Unos meses atrás escribí sobre las aventuras de mi abuelo paterno para huir de la devastada España de la post-guerra civil. Modificaré ese texto, agregándole antecedentes y sucesos de la posterioridad, intentando crear un cuento.
Para finalizar, agradezco al par de lectores que tengo. Les guste o no lo que escribo, POR FAVOR comenten, expresen su opinión. Estoy abierto a todo tipo de crítica, halago, adoración, donación o crear una religión en torno a los bigotes. Denle rienda suelta a su imaginación.

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Un día normal?


-Juan, Juan. Despiértate. Vamos un poco retrasados para el juego.
-Porfa papi, dame 5 minuticos, que estoy muerto de sueño.
-A mi también me esta afectando. Prácticamente no dormí por el movimiento y ruido del tren. Pero ya es hora, tenemos que ir
-Es que es algo totalmente nuevo para nosotros dormir en el camarote de un tren. Parece que estuviésemos en 1800. Tienes razón, lo último que queremos es llegar tarde al Madrd-Barsa.
-Entonces apúrate!

Cada uno se bañó y vistió lo más rápido posible. Entre mi padre, mi hermano y yo la vestimenta no varió demasiado: camisa, gorro y bufanda del Real Madrid. Había dejar bien claro a cualquiera que se nos cruzase que somos hinchas de dicho equipo, que en nuestras venas corre sangre blanca.

Fue una experiencia diferente pasar la noche viajando en tren. Al decir diferente, quiero decir tanto agradable como en ocasiones desagradables. Proveníamos de pasar algunos días en la tierra de los celtas, Galicia, en La Coruña, una hermosa pequeña ciudad junto al mar. Llegamos a la estación de Chamartín, agotados, pero a la vez muy animados por lo que estaba por venir.

El metro en camino al hotel estaba más lleno que lo que jamás hubiese imaginado, debido a que a esa temprana hora la gente se dirigía a sus trabajos. Me impactó la diversidad cultural y lingüística presente en un solo vagón: españoles, latinoamericanos, ingleses, africanos, chinos, japoneses y un australiano, un poco desorientado. No es difícil imaginar lo complicadas que fueron las  “maniobras” en el metro con todo el equipaje y como el dicho popular “un bululú de gente”.

Al llegar al hotel, un poco aturdidos por el ruido del metro, dejamos las maletas y “recargamos las baterías” por un par de horas. Al levantarnos, adoptamos de nuevo el uniforme de “hooligans”.

Muy optimistas, nos dirigimos a la plaza de la Cibeles. Lugar dónde el club local y sus fanáticos se reúnen para celebrar los títulos y grandes partidos conseguidos. Digo muy optimistas, ya que ahí esperábamos terminar la noche, luego de ganarle al rival, o… es más como un enemigo realmente.

Almorzamos en un pequeño restaurante casero, atendido por una muy amable señora que nos informó a los pocos minutos que al igual que nosotros no era de Madrid, había nacido en Bilbao. Pudimos apreciar por la ventana de la estructura datada de 1800, el espectacular palacio de la Cibeles. Este se encuentra justo enfrente a la plaza, que posee una fuente con la diosa griega que le debe el nombre tanto a la plaza como al palacio.

Directamente, tomamos de nuevo el metro, pero esta vez con más ánimo: para dirigirnos al superclásico español. Cantamos dentro  de los vagones junto a cientos de hinchas que tenían el mismo propósito que nosotros.

A partir de ese momento, todo era un sueño hecho realidad. Finalmente iba a asistir a uno de los partidos más importantes mundialmente, a ver los mejores jugadores del planeta. Se podía sentir en la gente por su entusiasmo el profundo sentimiento de amor irracional a la institución que es el Real Madrid. Algunos llevaban esto más allá, tatuándose el escudo del club, por supuesto, orgullosos.

Disfruté cada canto, cada grito, cada jugada, cada respiro de esos 90 minutos. Realmente me sentía en las nubes, compartiendo junto a 89 mil personas una misma pasión: el amor por el fútbol. Al final, no hubo goles, por lo que no termino el día en La Cibeles celebrando, ya que ningún equipo se impuso. Pero este hecho no le resta el encanto a la noche en lo absoluto, así es el fútbol. Tampoco significa que no hayamos celebrado, nos dirigimos a un bar local a comentar, sentir y revivir el partido junto a otros.

Al llegar al hotel, un poco cansado ya que me pesaba la enorme sonrisa en mi cara que llevaba horas presente. Reflexioné sobre el extraordinario día que tuve. Yo pienso que al final de la vida, lo único que nos quedan son los recuerdos de lo que hicimos. Por lo tanto tenemos que vivir al máximo, para al final, ya viejos e incapaces de embarcarnos en aventuras, seremos felices al recordar cada momento que experimentamos. Esta noche fue, definitivamente, un recuerdo para conservar. Justo antes de alcanzar el sueño, pensé: Podría morir ahora mismo, y moriría feliz por lo que acabo de vivir.