jueves, 26 de mayo de 2011

Análisis de la novela “Piedra de Mar”

-¿Quisieras ser un pez?
Al no obtener respuesta, y un poco desesperado dije:
-¿Te gusta el mar?
La novela juvenil “Piedra de Mar”  fue escrita por el venezolano Francisco Massiani en 1968. Siendo esta su primera experiencia como escritor (tan solo 24 años), se convirtió en referencia de literatura juvenil no sólo en Venezuela, sino también en Latinoamérica.
La novela, llena de descripciones está ambientada en la ciudad capitalina venezolana aproximadamente a finales de la década de los 60’s. Gira en torno a la vida de un joven de veinte años al cual sus amigos llaman Corcho, mientras que el resto no opta por el “diminutivo”, llamándolo Cara e’ Corcho. En ocasiones el narrador otorga descripciones completas del paisaje, y puedo decir que en muchos casos son correctas, debido a que también soy ciudadano de dicha ciudad. A pesar de que han pasado más de cuatro décadas, algunos sitios descritos siguen  guardando cierto parecido a la realidad. Los personajes tienden a rondar por las zonas de Sabana Grande, Altamira, El Ávila, y al igual que la mayoría de los caraqueños su destino playero es la Guaira.
La obra de Massiani trata de la vida vista desde el punto de un joven. El tema en general son los sueños, aspiraciones, miedos y dudas de “Corcho”. En general todo lo que la adolescencia engloba.
Se resalta su lío amoroso con Carolina, una preciosa e inteligente joven a la que tiene montañas de dificultad para acercársele y transmitir sus sentimientos. Cree fielmente que es el amor de su vida, haciendo todo lo posible para conseguirla. Al decir “todo lo posible”, es en el sentido literal: incluso deja sus estudios universitarios para tratar de conquistarla cuando esta se muda a España.
El protagonista es un inseguro joven, que su sobrenombre rinde tributo a sus notables marcas dejadas por la adolescencia en su cara. Es de estatura media y de contextura delgada. Tiene el sueño de algún día publicar la novela que tanto le ha costado comenzar. Su mayor anhelo son los besos de su inalcanzable amor Carolina. Por supuesto, este amor no es correspondido. Éste en parte atribuye que no lo amen a su “ex-amigo” Marcos, a quien simplemente se refiere como “el enano” o “el imbécil ese”.
Al igual que todo adolescente, Corcho busca el reconocimiento de los demás, ser valorado por lo que es. Tiene destellos de rebeldía al fumar y embriagarse por el simple hecho de que puede hacerlo y nadie se lo puede impedir. Una de sus mayores preocupaciones es volver a la universidad. En ocasiones pasa por baches depresivos, en los que a veces tiene pensamientos suicidas, jamás teniendo el coraje ni la determinación para llevarlos a cabo.
Él es el narrador de dicha historia, pero a la vez es el personaje principal. Generalmente narra en primera persona, aunque en casos divaga por la segunda persona, tercera persona y hasta como narrador omnisciente.
Otro de los personajes más relevantes de la historia es José. Es otro joven aproximadamente de la misma edad, un poco más seguro de sí mismo. Cara e’ Corcho lo considera su mejor amigo y confidente. Es su compañero de vivienda. Posees sus propios problemas, que en muchos casos comparte con el protagonista, que en la mayoría de los casos trata de utilizar como material para su futura novela. Uno de estos problemas es la relación de altibajos con su novia Julia.
Carolina aunque no tiene gran presencia efectiva en los diálogos, se puede considerar como personaje principal. Es bella, inteligente y estudiosa, a los ojos de Corcho: perfecta. Esta no tiene interés amoroso alguno en él. Probablemente estos estén dirigidos a Marcos, “archienemigo secreto” del narrador.
Paulatinamente, en el corazón del estudiante retirado van disminuyendo los sentimientos amorosos hacia la mujer de sus sueños, siendo sustituida por una alcanzable: Kika. Una bonita y amable caraqueña que sí se veía atraída por este, pero le cuesta lidiar con la idea de que parte del corazón de Corcho sigue perteneciendo a Carolina. Al final de la novela consiguen comenzar su amorío.
El autor utilizó un lenguaje altamente coloquial. Está escrito básicamente en el “código” utilizado por los adolescentes caraqueños de finales de los 60’s. Creo que esto le da un toque de mayor credibilidad a la novela. Algunos comentan que esto dificulta un poco su lectura, sobre todo si no eres venezolano se dificulta comprender ciertas jergas. En lo personal el uso de lenguaje me llamó la atención, ya que no es lo común.
“Piedra de Mar” tiene un ritmo a veces un poco lento, y a veces demasiado rápido. No lo considero constante en ese aspecto, que no quiere decir que sea algo positivo o negativo, simplemente es un estilo. Según mi punto de vista está estructurada es 3 partes. La novela comienza In Media Res, introduciendo poco a poco a los personajes. La segunda parte es el desarrollo, donde profundiza todas sus inquietudes. Defino la última parte como cuando el personaje empieza a actuar en reacción a sus inquietudes, en ocasiones por mero impulso sin obtener los mejores resultados.
Mediante la obra en discusión intenta hacer un retrato de la adolescencia, con todos lo que esta implica: preocupaciones, miedos, sueños y rebeldía. Creo que logra su objetivo, al ilustrar que a pesar de todos los problemas de Corcho, logra conseguir lo que quería: el amor de una mujer. No lo consigue ni cómo ni con quien lo tenía planeado, pero si consigue lo que estaba buscando: la felicidad que le devuelve el sentido a su vida. Creo que esto se ve reflejado tanto en el comienzo como final de la obra mediante una imagen: una piedra de mar. Ésta simboliza el amor y la felicidad que está dispuesto a dar y espera recibir. En un principio la busca pensando en Carolina, pero al final quien se lleva la preciada y representativa roca es Kika. Se podría decir que el clímax tiene un “comienzo” y un “fin”. Siendo la primera todo el asunto de la noche loca de la boda e irrupción en la casa de Carolina. La segunda, es decir, la última parte del clímax es cuando declara su amor a Kika (final de la novela).
Desde mi punto de vista es una buena novela, no solo dirigida al público juvenil. El autor logró su objetivo: dar una imagen general de lo que implica la adolescencia. Me llamó la atención el uso del lenguaje sumamente coloquial. Me parece que en partes la novela tiende a ser un poco confusa, ya que no se sabe a quién se está dirigiendo el narrador, o si el que tomó la palabra es o no Corcho. A pesar de este detalle, es una novela simple, de fácil lectura e igual comprender. Son bien ilustradas las preocupaciones del adolescente, el mundo en general de este. Definitivamente recomendaría el primer trabajo de Massiani a un público similar a mi persona, es decir, juvenil.

miércoles, 18 de mayo de 2011

¡Me permitieron más de 500 palabras!


Guata Foc Dud es un ambicioso y revolucionario proyecto de movilización de las masas estudiantiles por la causa. ¡Por un futuro próspero! Ese...es un comienzo inspirador, pero definitivamente no es verídico. 

El objetivo de este blog es la publicación de diversos textos de mi creación. Es una recopilación de experiencias vividas y puntos de vista publicados en un escenario de bigotes creativos, que generan un ambiente “amigable” para el lector. Menciono La palabra “amigable” porque la risa se encuentra en lo inesperado; y  nadie se espera ni comprende un blog de literatura ahogado en fotos de bigotes creativos  (ni yo lo comprendo). Dichas imágenes son los superhéroes que protegen la frágil literatura de un novato.  De esta manera, si no te agradan mis publicaciones podrás decir “No es tan malo, por lo menos tuvo una idea diferente (Por diferente capaz pensaron en cómico/incoherente/ridículo).

Publicaré sobre distintos temas, a veces relacionados entre sí, a veces no. Sí, se puede decir que depende de mi estado emocional lo que publicaré. Aunque no soy un escritor, estoy tratando de seguir aquel estilo de vida artístico del que tanto se habla, escribiré sin un plan ni tema definido, si no como vayan fluyendo las ideas. Que ellas encuentren su propio camino hacia la inmortalización a través de la escritura. (Eso sonó demasiado poético, como si las publicaciones en mi blog con 26 forzadas visitas, marcarán la historia). 

Pero… ahora que lo pienso sí tengo un pequeño proyecto en mente. Unos meses atrás escribí sobre las aventuras de mi abuelo paterno para huir de la devastada España de la post-guerra civil. Modificaré ese texto, agregándole antecedentes y sucesos de la posterioridad, intentando crear un cuento.
Para finalizar, agradezco al par de lectores que tengo. Les guste o no lo que escribo, POR FAVOR comenten, expresen su opinión. Estoy abierto a todo tipo de crítica, halago, adoración, donación o crear una religión en torno a los bigotes. Denle rienda suelta a su imaginación.

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Un día normal?


-Juan, Juan. Despiértate. Vamos un poco retrasados para el juego.
-Porfa papi, dame 5 minuticos, que estoy muerto de sueño.
-A mi también me esta afectando. Prácticamente no dormí por el movimiento y ruido del tren. Pero ya es hora, tenemos que ir
-Es que es algo totalmente nuevo para nosotros dormir en el camarote de un tren. Parece que estuviésemos en 1800. Tienes razón, lo último que queremos es llegar tarde al Madrd-Barsa.
-Entonces apúrate!

Cada uno se bañó y vistió lo más rápido posible. Entre mi padre, mi hermano y yo la vestimenta no varió demasiado: camisa, gorro y bufanda del Real Madrid. Había dejar bien claro a cualquiera que se nos cruzase que somos hinchas de dicho equipo, que en nuestras venas corre sangre blanca.

Fue una experiencia diferente pasar la noche viajando en tren. Al decir diferente, quiero decir tanto agradable como en ocasiones desagradables. Proveníamos de pasar algunos días en la tierra de los celtas, Galicia, en La Coruña, una hermosa pequeña ciudad junto al mar. Llegamos a la estación de Chamartín, agotados, pero a la vez muy animados por lo que estaba por venir.

El metro en camino al hotel estaba más lleno que lo que jamás hubiese imaginado, debido a que a esa temprana hora la gente se dirigía a sus trabajos. Me impactó la diversidad cultural y lingüística presente en un solo vagón: españoles, latinoamericanos, ingleses, africanos, chinos, japoneses y un australiano, un poco desorientado. No es difícil imaginar lo complicadas que fueron las  “maniobras” en el metro con todo el equipaje y como el dicho popular “un bululú de gente”.

Al llegar al hotel, un poco aturdidos por el ruido del metro, dejamos las maletas y “recargamos las baterías” por un par de horas. Al levantarnos, adoptamos de nuevo el uniforme de “hooligans”.

Muy optimistas, nos dirigimos a la plaza de la Cibeles. Lugar dónde el club local y sus fanáticos se reúnen para celebrar los títulos y grandes partidos conseguidos. Digo muy optimistas, ya que ahí esperábamos terminar la noche, luego de ganarle al rival, o… es más como un enemigo realmente.

Almorzamos en un pequeño restaurante casero, atendido por una muy amable señora que nos informó a los pocos minutos que al igual que nosotros no era de Madrid, había nacido en Bilbao. Pudimos apreciar por la ventana de la estructura datada de 1800, el espectacular palacio de la Cibeles. Este se encuentra justo enfrente a la plaza, que posee una fuente con la diosa griega que le debe el nombre tanto a la plaza como al palacio.

Directamente, tomamos de nuevo el metro, pero esta vez con más ánimo: para dirigirnos al superclásico español. Cantamos dentro  de los vagones junto a cientos de hinchas que tenían el mismo propósito que nosotros.

A partir de ese momento, todo era un sueño hecho realidad. Finalmente iba a asistir a uno de los partidos más importantes mundialmente, a ver los mejores jugadores del planeta. Se podía sentir en la gente por su entusiasmo el profundo sentimiento de amor irracional a la institución que es el Real Madrid. Algunos llevaban esto más allá, tatuándose el escudo del club, por supuesto, orgullosos.

Disfruté cada canto, cada grito, cada jugada, cada respiro de esos 90 minutos. Realmente me sentía en las nubes, compartiendo junto a 89 mil personas una misma pasión: el amor por el fútbol. Al final, no hubo goles, por lo que no termino el día en La Cibeles celebrando, ya que ningún equipo se impuso. Pero este hecho no le resta el encanto a la noche en lo absoluto, así es el fútbol. Tampoco significa que no hayamos celebrado, nos dirigimos a un bar local a comentar, sentir y revivir el partido junto a otros.

Al llegar al hotel, un poco cansado ya que me pesaba la enorme sonrisa en mi cara que llevaba horas presente. Reflexioné sobre el extraordinario día que tuve. Yo pienso que al final de la vida, lo único que nos quedan son los recuerdos de lo que hicimos. Por lo tanto tenemos que vivir al máximo, para al final, ya viejos e incapaces de embarcarnos en aventuras, seremos felices al recordar cada momento que experimentamos. Esta noche fue, definitivamente, un recuerdo para conservar. Justo antes de alcanzar el sueño, pensé: Podría morir ahora mismo, y moriría feliz por lo que acabo de vivir.